El silbo de los aires amorosos

Jorge Andrés Pérez Ruiz

El silbo de los aires amorosos de Jorge Andrés Pérez Ruiz, como se adivina desde su título, sigue de cerca las bases de la literatura mística española, pero no es una propuesta religiosa más en la literatura mexicana, ni un simple tributo al modelo carmelita. El proyecto de Jorge Andrés es una búsqueda que rompe constantemente los márgenes de la enunciación de sus ejemplos y rebasa cualquier voto de obediencia aun prototipo. Se parece en esto a los poetas que lo han precedido en México, que se nutren de varias tradiciones pero cuyas obras las rebasan al igual que las revivifican. Visible esto en las reflexiones religiosas de Muerte sin fin de Gorostiza como en las menos sofisticadas “Cosillas para el Nacimiento” de Carlos Pellicer.

De tal manera que, y este es el caso de Jorge Andrés, las influencias místicas, si bien provienen del modelo carmelita, ensanchan aquí los límites de esa retórica, y le proporcionan un marco de referencia que propicia una expresión más personal. No es extraño entonces que sea en las diferencias con dicho modelo que el poeta aporte los rasgos novedosos de su apuesta, y haga, no obstante, el homenaje de esas fuentes. Aquí están Teresa y Juan de la Cruz, pero también las pulsiones de un mundo contemporáneo que alimenta sus estrofas de introspección o rotunda irreverencia.

Fragmento del Una ínsula extraña de Enrique de Jesús Pimentel

III

Ahora que me miras

no callaré más esto

sí    esto que hacemos

Tú y yo

y que no sé cómo nombrarlo

porque tus ropas han caído al piso

para el goce

de esta noche iluminada por tus besos