Cosmos errante
Mircea Lavaniegos
“Mircea Lavaniegos nos invita en este primer libro a perdernos en los senderos de una ciudad desconocida. Como el eco surgiendo de un nacimiento. Cosechando murmullos del instante mezclados con sueños de metamorfosis.
Así embarcamos en cuentos con sonoridades astrales. Persiguiendo la sombra del olvido y trazando el camino de una memoria que se perpetúa en un movimiento continuo, casi místico. Barco entregado al vaivén de la vida, entremezclándose tiempos, lugares y sentidos.
De una Grecia antigua soñada a las calles palpitantes de la ciudad de México. Entre taxistas, artesanos de cuentos fantásticos, en un hormiguero infinito, imagen de profusión animal, señal de los límites de la razón.
Desde las ruinas, perderse para escribir intensamente el paso a paso del camino. Poesía que desafía lo real, cuerpo arrancado hacia un mito del presente.
Cosmos errante, evasión del ser hacia una isla donde resuena el canto de las sirenas. Apropiarse de las obras inacabadas del mundo, construir los elementos de una danza».
Fragmento del prólogo de Tristán Cassir
Ánima
Le diría: Luna media en el eclipse de las aves
Bajo la fluorescencia de los campanarios en la media noche de los pueblos.
Donde el águila baja, en forma de aroma
A imagen y semejanza de una anciana que carga flores
En la resurrección de los cuervos, con su canto del color del desierto.
El conejo que lleva en sus garras se alimenta de astros.
Le diría: El gran misterio de la lluvia
Habita en el sabor de sus gotas.
Gotas dulces –dice- gotas de chocolate, gotas de alegría.
El misterio del agua es que es un fruto.
Le diría: Gitana del círculo de enigmas
Petenera de la mortífera isla predilecta del caos
Diosa de las ratas y Ánima ineludible y juguetona.
Le diría que espero sus plumas en el cerro de obsidiana,
Desnudo y viejo, bajo las ecos del rayo.
Le diría que mi barco se hunde en el cielo
Y que estoy a sus mandatos,
Frente al licor de los sueños,
Como un suplicante en la taberna de Dios.