Tragedia en cinco actos es un manojo de vidas, y en especial de muertes, donde el lector podrá bucear por la más oscura tinta de Alejandro Barrón. Aquel que decida saltarse este aviso para navegantes, que bajo su propio riesgo acometa la lectura de un texto cuyo título no alcanza describir su interior… Los protagonistas de estas historias efímeras son de lo más variado, aunque predominan los niños, macabros, ingenuamente oscuros… También podemos encontrar monstruos, fantasmas, pescadores, oficinistas… Una amplia variedad que nos permitirá saltar de una historia a otra con ojos nuevos, con la curiosidad de saber en qué nuevo mundo va a verse inmerso en cada página.
–Diego J. Sañudo
Traspapelado
El oficinista movió las cajas de aquí para allá y de allá para acá. Removió y revolvió documentos, oficios, cartas, circulares, memorándums. Abrió y cerró archiveros, revisó anaqueles, libreros, cajón tras cajón; hasta que por fin encontró su propio esqueleto, traspapelado.
El decadente
Al ver que la modernidad lo invadía todo, lo devoraba todo y lo arrasaba todo; no vio necesario que los operarios usaran la maquinaria pesada: el último edificio antiguo de esta ciudad se derrumbó de pura tristeza.
Un ausente
Desperté justo en el momento en que vi salir a mi otro yo por la puerta de mi habitación. Desde entonces no he regresado.