Luciérnagas
Como bien anuncia la advertencia de la escritora, el lector que se adentre en Luciérnagas hallará ráfagas de luz a sus horas apagadas; así como momentos de reflexión, para aquél que esté dispuesto a poner en práctica su imaginación. Esperamos que estas breves líneas sirvan de introducción a su lectura.
Gloria Ramírez Fermín
Fragmentos
Cambio de turno
Los relojes de la casa sonaron más fuerte, más cerca de tu oído. Todos gritaban a la vez, todos caminaban en círculos infinitos mientras tu sangre salía por los oídos. Formas de multicolores emergían de las paredes y chispas solitarias se estrellaban en las ventanas con violetas marchitas como testigos mudos. De nuevo la sangre y la indiferencia de los habitantes de esa casa cuya ropa blanca vivían ignorando su alrededor. Sosteniendo el presente entre tus manos y pensamientos te perdiste entre tanta sangre. El cambio de turno duraba quince minutos, suficiente para que esas chispas te devoraran y las paredes del psiquiátrico te aplastaran con parsimonia. Empapaste de rojo tu ropa y aún así, los demás te siguieron ignorando.
Signo
Obsesionado con hallar el signo origen de todo lo existente, halló frente a su espejo la más pura semiótica. El mismo era el signo que invocaba.
Poema
Cuando el joven poeta convirtió el verbo “esperar el amor” en arrebatarle los sueños a la almohada, sacudir el calor de las sabanas tibias, lapidar las hojas a los libros de poemas, destrozar de las cartas viejas el polvo y ante todo suspirar por lo que no se tiene, descubrió que el poema de amor ya se le había escurrido de las manos.